Hostigamiento sexual, el fantasma sigue ahí

Hostigamiento sexual, el fantasma sigue ahíEs vital que dichas acciones sean sancionadas y penalizadas como un punto importante de apoyo a las víctimas.

Como un ser que nadie ha visto pero se comenta mucho él: el hostigamiento sexual es una conducta habitual muchas veces practicada, pero poco evidenciada. Con el reciente caso de un funcionario de alto nivel estatal, surge las incógnitas sobre cómo se atiende dicho fenómeno dentro del espacio de trabajo más amplio de la entidad, la burocracia.

¿Acoso u hostigamiento?

Alfredo Rasgado Molina, especialista en antropología de género y masculinidades, ha recorrido diversas ayuntamientos y dependencias gubernamentales para hablar sobre el fenómeno de la deconstrucción y la violencia de género; en su mayoría ejercida por los hombres.

Rasgado Molina fue enfático al determinar el caso recientemente conocido como uno de presunto hostigamiento sexual, esto debido a que dicha conducta se ejerce de una persona de nivel alto de forma jerárquica a otra con uno más bajo.

“Todas las personas, independientemente del cargo que tengamos, debemos de conducirnos con los códigos de conducta que tenemos como sociedad”.

“Acá se pone el énfasis y el acento en que no es una persona cualquiera, sino es un servidor público y entonces aquí nos rigen ya otros elementos en la administración pública, es decir, esta persona ya no está actuando a título individual, sino ostenta un cargo, un cargo el cual es pagado por los impuestos de la ciudadanía”, opinó el especialista.

El antropólogo citó al Código de Honestidad y Ética del Gobierno de Chiapas, siendo un instrumento normativo interno que establece principios, valores y reglas de conducta que deben seguir las personas servidoras públicas del Estado.

Su propósito principal es fortalecer la cultura de la legalidad, la transparencia y la rendición de cuentas, promover el comportamiento ético de quienes trabajan en la administración pública y prevenir actos de corrupción o conflictos de interés.

El Código exige a todas las personas trabajadoras conducirse bajo un comportamiento digno, es decir, no realizar actos de cualquier índole sexual, ya sea física, verbal o no verbal.

“Se debe tener un marco de respeto hacia las personas, sean mis trabajadoras o no sean, es decir, porque yo ocupo un cargo pues de jefatura.

Uno no debo de tener ciertas preferencias hacia las personas, no debo citarles a deshoras de trabajo, no debo de tener de conversaciones que aludan a cosas que no sean de índole meramente y estrictamente laboral”, expuso.

Comportamiento repetitivo

Para el capacitador desde su experiencia el hostigamiento sexual es una conducta presente en la administración pública. Por tanto, se consideraron diversas acciones desde el sexenio anterior para evitar la repetición de los casos bajo el lema de cero tolerancias. Por lo anterior, anexo a una investigación, toda servidora pública debe acatarse a la consecuencia.

Por tanto, la separación del cargo por dicha acusación genera un precedente funcional para la no repetición de dichas conductas.

“Si algo, a lo mejor hace años o recientemente se daba por alto o éramos omisos, ahora la administración pública nos dice no, no tenemos que ser omisos ante este tipo de casos porque cada vez más la ciudadanía está despierta ante este tipo de cosas”, manifestó.

El investigador recomendó sensibilizar a todos los servidores públicos en materia de hostigamiento y acoso sexual, para que al menos identifiquen la existencia del Código de Ética y las consecuencias existentes:

Por lo anterior, Rasgado consideró de “penosa y lastimosamente común y cotidiana” la presencia del hostigamiento sexual en las dependencias. Por tanto, la administración anterior buscó prevenir y darle seguimiento a los casos.

“Considero se tiene que llevar este tema a todos los niveles, porque no solamente ocurre en el deporte, sino en todas las instancias (…) Pero ahora este caso, siente el precedente que te dice a ya hubo una sanción, es decir, perdió su empleo. Entonces eso me va a llevar al resto de la administración pública a decir como se dice coloquialmente, “poner mis barbas a remojar” y decir pues si soy un acusador y un hostigador y quiero conservar mi chamba, pues debo acatarme”, finalizó.

Pero, ¿y las víctimas?

Por su parte, David Vásquez Hernández, abogado de Derechos Humanos, con experiencia en litigios en la materia, insistió en la relación de poder del presunto victimario sobre su víctima: “se da justamente porque la persona tiene poder para hacerlo frente a alguien que se encuentra en una situación de desventaja”.

El abogado habló de la normalización de comentarios fijados en el físico de las personas, las cuales no deben suceder debido a que se encuentran el Código Penal como hostigamiento sexual. Además, las dependencias se encuentran en la obligación de profesionalizar constantemente al personal de las instituciones públicos en materia de acoso y hostigamiento sexual.

Este protocolo establece que se debe capacitar constantemente al personal de las instituciones públicas en esta materia, pero también se debe emitir un pronunciamiento.

Para las personas que viven o haya vivido dicha situación, Vásquez fue enfático al decir existen herramientas legales para acceder a la justicia. No obstante, existe una poca capacidad para las personas que denuncian este tipo de casos.

“Son estigmatizadas por denunciar y como se encuentra en una situación de desventaja, una situación en el cual hay una persona con el poder y la capacidad para poder ejercer cierta presión en ocasiones a temas de impunidad, porque la persona tiene tanto poder que puede vincularse con otros factores”, explicó.

Por lo anterior, es vital que dichas acciones sean sancionadas y penalizadas como un punto importante de apoyo a las víctimas, muchas veces se destruye su estabilidad emocional, laboral, social y personal.

Vázquez mencionó a la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de la Mujer e Igualdad de Género y la Comisión Ejecutiva Estatal de Atención a Víctimas, las que deben brindar apoyo jurídico y psicológico a las víctimas.

“Debemos saber que por muy pequeño que parezca el comentario que vamos a hacer o por muy familiar que queramos parecer con las personas debemos partir de un trato respetuoso a las demás personas. Por ejemplo, si una mujer es bonita o estoy tratándole con cariño, no tendría por qué ser así ya que se parte del respeto y no tendría que hacer comentarios sobre la apariencia física”, finalizó.